La energía sexual es una octava inferior que la energía divina. Sin embargo, la expansión de la conciencia implica un aumento de la libido.
La energía sexual puede transmutarse en una energía superior mediante la meditación. Esa energía superior se llama curación, fuerza interior, creatividad, alegría, beatitud, devoción, iluminación.
Las relaciones amorosas que se inician con un desarrollo acelerado no suelen ser duraderas ("demasiado caliente como para que no se enfríe").
Finalmente, según la mística lo ideal es alcanzar un estado de androginia, donde se armonizan la energía masculina (lógico-mental) y la femenina (intuitiva-emocional).
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